El Prognatismo en el Lobo Ártico
Los árticos han evolucionado para ser eficientes en espacios abiertos y amplios, por lo que pueden percibir a sus presas a grandes distancias.
Esto ha ido disminuyendo la lateralidad de los ojos y colocándolos más al frente, para que de ese modo su campo de visión binocular sea mayor.
Todo lo que se encuentre dentro del campo binocular es captado por ambos ojos con un ángulo levemente distinto, lo cual otorga la posibilidad de juzgar distancias.
Si nos tapamos un ojo, nos daremos cuenta de que para juzgar profundidad de campo, es decir distancias, necesitamos enfocar con ambos ojos, de ese modo el cerebro realiza un cálculo trigonométrico que le permite calcular a qué distancia se encuentra el objetivo.
Los campos monoculares, es decir los laterales, nos permiten percibir, pero rápidamente giraremos la cabeza para que lo que acabamos de percibir se ubique dentro del campo binocular, y de ese modo realizar todos estos cálculos.
La suma de los dos campos monoculares y el campo binocular, es el campo visual total.
En un lobo que habita terrenos accidentados, donde una presa o amenaza puede aparecer de repente tras una roca, un árbol etc. es importante contar con un campo visual total más amplio, que abarque el mayor ángulo posible.
Cuanto más lateralizados se encuentren los ojos, mayor será el campo visual total, pero menor será el campo binocular.
Esto hace que un lobo que tenga los ojos más laterales, pueda percibir más rápido movimientos repentinos dentro de un ángulo mayor, pero tendrá un campo binocular más pequeño.
Al tratarse el lobo ártico de un animal donde nada aparece de repente, porque su hábitat es amplio y poco accidentado, fue llevando los ojos hacia el centro para incrementar su campo binocular.
Esto hace que el stop (el pequeño desnivel que se presenta donde termina el cráneo y comienza el hocico) sea más marcado.
Con un stop más marcado, habrá más posibilidades de un maxilar superior más hundido, es decir más corto, y por lo tanto más probabilidad de que aparezca lo que se llama «prognatismo de mandíbula», donde la mandíbula inferior sobresale a la superior, es decir que los dientes superiores no cubren a los superiores. A veces tendremos mordida en pinza (dientes superiores e inferiores se encuentran al cerrar la boca) o directamente prognatismo (dientes inferiores cubren a los superiores al cerrarse).
Ejemplo extremo es un perro de raza bóxer, donde los ojos se encuentra casi frontales, su maxilar superior es muy pequeño y el inferior sobresale ampliamente.
Entre los lobos árticos es bastante habitual este tipo de mordida. Obviamente nunca a nivel de un perro como bóxer u otras razas, pero sí es factible que en algún que otro ejemplar de lobo ártico silvestre veamos mordidas en pinza y algo de prognatismo.
En Remember White
A lo largo de varias generaciones hemos buscado mejorar este aspecto mediante el cruzamiento selectivo, incorporando sangre de lobos europeos (cuyos ojos son más laterales), y razas como pastor alemán blanco y belga groendael, en los que la incidencia del prognatismo es muy baja o nula.
Sin embargo, al tratarse de animales con alto contenido ártico, una mordida en pinza o un leve prognatismo puede presentarse en la primera infancia. La mayor parte de las veces se corrige al cambiar la dentición, pero puede haber algún caso, sobre todo los de más alto contenido ártico, que persista ese tipo de cierre de por vida.
¿Es defecto o malformación el prognatismo?
La respuesta es «depende».
En un pastor alemán, un dóberman, etc. sí lo es y es descalificatorio en exposiciones.
En un mastín napolitano, un san bernardo, etc. es prácticamente algo normal y por lo tanto aceptado en las exposiciones, ya que casi todos lo tienen incluyendo grandes campeones.
En un bóxer, bulldog, etc es inevitable y necesario para el estándar, si uno de esos ejemplares no es prognático no tendría tipicidad de expresión de la raza.
Los lobos árticos, e incluso líderes reproductores de manadas, como hemos dicho suelen tener casos de prognatismo en la vida silvestre y por lo tanto es casi inevitable que un perro lobo de alto contenido ártico tenga probabilidad de presentarlo, lo llevan en los genes.
En esto podemos comparar con otros defectos como los ojos claros. En un pastor alemán, un setter, un labrador o golden, etc. tener ojos claros es jun defecto, pero en un lobo es prácticamente inevitable, porque el ojo amarillo o ámbar es parte de la genética de casi todos los lobos, es muy raro un lobo con ojos oscuros. Puede darse, pero son contados con los dedos. Incluso en un perro lobo es deseable que tengan ojos claros, ya que es el color preferido por sus poseedores.
¿Trae problemas el prognatismo inferior?
El prognatismo moderado no acarrea problemas debido a que no estamos hablando de un nivel de prognatismo de los braquicéfalos como bóxer, bulldogs etc. sino de algo mucho más leve. En cualquier caso puede ser apenas perceptible para el ojo del observador acostumbrado.
Un bóxer tiene un prognatismo muy marcado, con un maxilar superior muy pequeño, como si estuviera arrugado, y un maxilar inferior más largo pero también pequeño. Esto sin dudas trae los problemas propios de la falta de espacio para ubicar las piezas dentarias, que se amontonarán y dificultará la limpieza. Pero este tipo de maxilares no tiene nada que ver con la de los lobos árticos. En un ártico hay espacio de sobra para las piezas y por lo tanto el espacio interdental es suficiente como para que no se acumulen restos.
Tanto en la naturaleza como en la vida doméstica, lobos árticos con mordidas en pinza o prognatismo viven lo mismo que quienes tienen mordida en tijera, esto nos indica que no se trata de un problema de salud.